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viernes, 3 de julio de 2015

LA CONSTRUCCION CREATIVA

LA INNOVACIÓN Y EL CRECIMIENTO EMPRESARIAL DEPENDEN MUCHO DE LAS PERSONAS Y DEL AMBIENTE DE NEGOCIOS


Hoy en el contexto mundial podemos encontrar un grupo de empresas que han iniciado su ascenso vertiginoso con ideas innovadoras que rompieron paradigmas del mercado. Entre los ejemplos se cuentan compañías de la talla de IKEA, McDonald’s, Apple y Google, todas firmas que empezaron con capitales pequeños y que, gracias a la capacidad de innovación de sus fundadores de identificar maneras eficientes de cubrir las demandas de sus potenciales clientes, alcanzaron escalas enormes, creando miles de empleos en el camino y contribuyendo a la productividad de la economía.

Ninguna de estas compañías requirió en sus inicios de grandes cantidades de inversión en investigación y desarrollo (I+D) para ser exitosas. Y los ejemplos usados no son solo casos aislados de innovación común llevada a gran escala. De acuerdo con un estudio de Amar Bhide, profesor de la Universidad de Tufts, solo el 4% de las empresas encontraron sus ideas de emprendimiento a través de un proceso sistemático de oportunidades de negocio. Por el contrario, 71% de ellas adaptaron o modificaron lo aprendido en trabajos anteriores, y el 20% de ellas concibieron las ideas de negocio de forma natural o espontánea.

El Estado tiene, por tanto, dos tareas principales y urgentes que resolver para promover el desarrollo de nuevos negocios. La primera es levantar el sinfín de trabas que impone al crecimiento de la actividad privada. Desde las políticas laborales que limitan la flexibilidad del mercado hasta la maraña de permisos municipales, pasando por la supervisión de un número creciente de organismos públicos y la Sunat, los emprendedores enfrentan un Estado que parece colocarse en su contra en vez de promover el desarrollo de negocios de los cuales es socio a través de los impuestos.

La segunda tarea pendiente para fomentar la productividad y la innovación es mejorar la calidad de la educación que recibe la mayor parte de la población. Un país mejor educado es un país con personas capaces no solo de concebir ideas originales de emprendimiento, sino también con la habilidad de llevarlas a cabo. El Ministerio de Educación está dando pasos importantes para ello –por ejemplo, a través de los procesos meritocráticos aplicados a los docentes y la mejora de la infraestructura educativa–, pero aún quedan grandes retos.


Es, a fin de cuentas, la innovación productiva de los ciudadanos comunes y corrientes –y no tanto aquella promovida desde los departamentos de I+D– lo que explica la mayor parte de la productividad de los países. Si queremos que nuestro técnico en computadoras de preferencia tenga la oportunidad de fundar el próximo Apple y nuestro carpintero de barrio el próximo IKEA, la facilidad para abrir y operar una empresa formal y las habilidades de los peruanos serán el componente fundamental.

JORGE DEL CASTILLO CORDERO